Uno de los más renombrados espacios naturales de España, la Sierra de Andújar ofrece excelentes oportunidades para la observación de fauna y las mejores posibilidades para observar al rey de nuestros montes, el Lince Ibérico, en su hábitat original.
Inalterada en gran parte de su enorme extensión (74.774 Hectáreas sólo de Parque Natural, más otras tantas no protegidas de indudable valor ecológico), la Sierra de Andújar gana protagonismo día a día dadas las grandes oportunidades que al viajero se le ofecen de observar al Lince Ibérico en su hábitat natural y gracias a la enorme cantidad y diversidad de fauna (tanto grandes mamíferos como grandes rapaces) que se pueden disfrutar al visitar estos hermosos parajes.
Un renombre ganado a pulso, donde la buena gestión del territorio tienen gran parte de mérito, y que sitúa a esta zona de Sierra Morena como uno de los destinos 10 del ecoturismo mundial.
Lince Ibérico
Y es que la mayor parte de la Sierra de Andújar ha permanecido intocada durante siglos, de forma que aquí es posible encontrar no sólo algunos de los espacios mejor conservados de la Península Ibérica, sino que los mismos conviven al lado de una ingente población que, en cierto modo, aún pervive apegada a su forma de vida ancestral centrada en la agricultura tradicional, las ganaderías de Toro Bravo y la caza como moderno recurso económico.
Localizada a escasa hora y media de Almagro, la enorme extensión de la Sierra apenas si dispone de un puñado de escasos caminos por los que deambular, un lugar que el viajero naturalista tiene que aprender a valorar y que puede resultar difícil de explorar de manera independiente.
Camino de la Sierra de Andújar
Las especies de aves registradas en Andújar sobrepasa ampliamente las 150, y un ornitólogo con experiencia no debería tener dificultades para identificar, entre otras muchas, Águila Imperial Ibérica, Águila Real, Águila Azor-Perdicera y Buitre Negro planeando los soleados cielos de esta preciosa parte de Andalucía. La presencia de las dos rapaces más emblemáticas de la fauna ibérica, el Águila Imperial y el Buitre Negro, resulta especialmente notable en la Sierra, con 18 parejas reproductoras de Águila Imperial y 76 de Buitre Negro.
Otras estrellas aladas del parque incluyen Vencejos Cafres que sobrevuelan las orillas del río Jándula, preciosos Roqueros Solitarios y Escribanos Montesinos que junto a la rara Collalba Negra habitan en las paredes cuarcíticas y graníticas de la Sierra, el extraño Treparriscos y su vuelo de mariposa, la esquiva Cigüeña Negra, el Picogordo o la Oropéndola sobre los formidables eucaliptos del parque, y el indomable Azor, el gran cazador de los bosques, que puede ser observado sobre la zona de pinares de las Tres Hermanas y sobrevolando en vuelo de caza los alrededores del Santuario de la Virgen de la Cabeza.
Buitre Negro en vuelo
EL LINCE IBÉRICO:
El Lince Ibérico (Lynx pardinus) es un mamífero carnívoro de la familia Felidae restringido en la actualidad a ocho áreas en España y una en Portugal: el Parque Nacional de Doñana, la Sierra de Andújar y las Sierras de Cardeña y Montoro, el río Guadalmellato en la provincia de Córdoba, y el área del río Guarrizas en la provincia de Jaén (todos estos espacios en Andalucía), el Valle de Matachel (Extremadura), y tres pequeños enclaves en las provincias de Ciudad Real y Toledo (Montes de Toledo, Sierra Morena Oriental y Sierra Morena Occidental, todos ellos en Castilla-La Mancha). En Portugal el Valle do Guadiana disfruta también de la presencia del felino más escaso del Planeta.
La población total de Lince Ibérico en libertad sobrepasa a datos del 2016 los 475 ejemplares (censo provisional), aunque el último censo finalizado y disponible (año 2015) nos hablaba de un total de 404 ejemplares de Lince establecidos en sus territorios y de dos divagantes (Kahn y Kentaro). La distribución por territorios es de 197 Linces en el área de Andújar-Cardeña (176 en 2015), 50 en Guadalmellato (61 en 2015), 70 en el área del río Guarrizas (48 en 2015), 72 en Doñana (Andalucía suma por tanto 389 ejemplares en libertad), 28 en el Valle de Matachel (16 en 2015), 19 en el Vale do Guadiana de Portugal (10 en 2015), 23 en Montes de Toledo (8 en 2015), 16 en Sierra Morena Oriental (5 en 2015) y ninguno en Sierra Morena Occidental (4 en 2015). A estos números hay que sumar las liberaciones previstas para el año 2017, 40 ejemplares en total, de los cuales 32 serán liberados en Castilla-La Mancha. Este hecho va a representar un refuerzo muy considerable de la especie en las provincias manchegas que disfrutan de la presencia estable del Lince Ibérico, Toledo y Ciudad Real, presencia que se ha visto muy favorecida por los 19 cachorros nacidos en 2016 (14 en Montes de Toledo y 5 en Sierra Morena Oriental), un acontecimiento muy celebrado pues supuso los primeros linces nacidos en La Mancha desde su casi extinción a finales de los años 80.
El Lince "Galo"
El origen de la pérdida de población del Lince Ibérico lo podemos encontrar en la importante caída del número de Conejos de campo debido a dos enfermedades introducidas por el hombre, la Mixomatosis y la Hemorragia Vírica, y a la elevada mortalidad por accidentes de tráfico (mayoritariamente en el área de Doñana, aunque este luctuoso hecho se ha extendido por otras zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha) que se suma a la laxitud de las autoridades castellano-manchegas en las medidas que el Lince necesita para su estricta protección, y al todavía en activo furtivismo, caza ilegal practicada por innumerables desaprensivos, los cuales todavía encuentran en la matanza de Linces motivo de orgullo social, una práctica delictiva y vergonzosa que aún se lleva a cabo en España.
Este precioso felino, con patentes patas largas, cola corta terminada en punta negra, y orejas apuntadas por bellos pinceles, se encuentra muy bien adaptado a los bosques y montes mediterráneos de la Península Ibérica, pero presenta la problemática de depender de una dieta cuasi exclusiva de Conejos de campo, lo que le ha conducido al borde de la extinción total.
Aunque la tarea de observar un Lince en libertad no resulta fácil, y puede que sus resultados sean a menudo infructuosos, su alta fidelidad al territorio y su comportamiento casi crepuscular ofrece una experiencia singular y única para todos los amantes de la naturaleza. Así, los meses de Noviembre, Diciembre, Enero y Febrero (época de celo del Lince), y los siguientes Mayo y Junio (cuando nacen los primeros cachorros), se postulan como los mejores meses para aquellos que deseen contemplar a nuestro raro y fabuloso felino en libertad.
Lincesa por las serranías andaluzas
A pesar de su relativa talla pequeña, los encuentros con el Lince en las serranías andaluzas resultan sorprendente y relativamente fáciles si la busqueda se realiza con determinación y paciencia. Sus patrones de comportamiento, bien conocidos y estudiados, hacen de nuestro gran gato una predecible presa de nuestros prismáticos y telescopios, por lo que debemos prepararnos, llegada la hora, a una intensa busqueda que eventualmente nos podría proporcionar una de las mayores recompensas naturalistas del mundo.
Lince entre lentiscos
Un consejo muy apropiado para aquellos interesados en la búsqueda del Lince es evitar los meses veraniegos, cuando la temperatura dentro del parque puede llegar a exceder los 40º a mediodía y los 25º a primera hora de la mañana.
Sin ninguna duda, el Lince resulta la estrella de este inmenso y hermoso parque natural, y puede precisar de más de un día para ser hallado, pero si al final el resultado obtenido no es el esperado, los aficionados a la naturaleza no deben desdeñar el poder haber sido testigos del vuelo del Águila Imperial, o de haber tenido el privilegio de observar Nutrias en el río Jándula, Ciervos, Gamos, Zorros, Jabalíes y Muflones en las bellas manchas de monte y bosques andujareños, Toros bravos en sus dehesas, Cabras Montesas en los roquedos de la Sierra, y, aún mejor, de haber tenido la oportunidad y el privilegio de escuchar el aullido de los últimos Lobos del Sur de España.
Gamos a contraluz
Autor: Natura Indómita. Marzo 2013. Revisado Febrero 2017.